Por Arjuna Antaramian L.
Si eres entrenador quizás te sientas identificado, si eres atleta quizás aprendas algo de ti mismo…
La idea o concepto que usare en este Blog parte de mi propia experiencia así que tratare de no generalizar, aun que se de buena fuente que muchos entrenadores pasan por la misma situación, inclusive mas veces de las que se admita.
A la hora de escribir programas de entrenamiento lo que más me desafía no es la planificación, no es el calcular la carga o el volumen, no es la selección de ejercicios, y tampoco es la de identificar tempranamente los factores limitantes… Lo que mas me desafía es encontrar el balance entre escribir un programa efectivo, pero a la misma vez divertido.
En mis años como entrenador he trabajado con cientos de atletas y he llegado a identificar dos tipos de atletas.
Los primeros son los que yo llamo los atletas “cascareros” estos atletas se caracterizan por desear ser algo mas de lo que son ahora, pero siempre y cuando haya mucha diversión en el programa y sobre todo no haya mucho esfuerzo, no en las sesiones de entrenamiento, si no más bien en el desarrollo de su voluntad. Estos atletas son los que normalmente posponen las piezas que mas los desafían, modifican sus programas por elementos que o no los desafían o simplemente seleccionan los ejercicios que mas los divierte. La norma en estos atletas es la recompensa inmediata, atletas enamorados con el producto final pero no con el proceso. Estos atletas brincan de un entrenador a otro y su rendimiento deportivo difícilmente alcanza su máximo potencial cualquiera que este sea.
Los segundos son aquellos que tienen un deseo tan grande por mejorar que aprenden a posponer las recompensas inmediatas y en cambio esperan pacientemente a que el cambio llegue, pero no desde un punto de vista pasivo, si no todo lo contrario, desde un enfoque completamente pragmático, en donde la acción planificada y deliberada es la norma. Este tipo de atletas son lo que siguen los programas de entrenamiento al pie de la letra, y lo hacen porque entienden la importancia de posponer la recompensa inmediata que genera el cambiar el programa cuando no se desea hacer algún ejercicio o una pieza en particular, a cambio estos atletas reciben los avances y las adaptaciones que los llevaran a convertirse en la mejor versión posible de ellos mismos, no están enamorados del placer, mas bien están enamorados del desarrollo constante y el desafío.
La madurez como entrenador me ha ayudado a aceptar que existen estas dos clases de atletas y por ellos los programas de entrenamiento para cada uno de ellos distan mucho de tener similitudes, el mayor desafío con el que me encuentro es del el encontrar el balance para que el atleta cascarero obtenga beneficios pero que a la vez se divierta, al final lo que hacemos es un negocio y es muy costos perder un cliente, sin embargo hay un limite el cual esta delimitado por nuestros valores y nuestra ética profesional, cuando un atleta decide perseguir a todo vapor las recompensas inmediatas, es mejor dejarlos ir antes de comprometer nuestra ética y nuestros valores. Con el tiempo he aprendido que estas separaciones son parte del crecimiento de los atletas, cuando los atletas maduran y se comprenden mejor a ellos mismos, pero sobre todo se comprometen con ellos mismos han regresado a trabajar conmigo. En conclusión, si eres coach mantente fiel a ti mismo, tus ideales, tu ética y valores, nunca comprometas tu trabajo y tu integridad por dinero. Si eres atleta, identifica cual de los dos eres, y piensa si lo que estas haciendo ahora te acerca más a tu meta o por el contrario te aleja, y recuerda que como haces algo lo haces todo.
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